Se estima que ratas y ratones contaminan, al menos, el 20 por ciento de los alimentos en todo el mundo cada año. Estas plagas tenaces parecen imparables en su búsqueda de alimento y refugio. Sin embargo, la estrategia más segura y eficiente para evitarlas, es la creación de barreras físicas adecuadas que eviten su acceso. Especialmente en entornos donde hay alimentos, una vez que los roedores están dentro, ya es demasiado tarde.

Cerrar el paso a ratas y ratones: la exclusión como estrategia segura y eficiente

La capacidad que tienen los roedores para contaminar a gran escala los recursos alimentarios se debe, en parte, a su hábito de mordisquear aquí y allí, de modo que entran en contacto con mucho más alimento del que realmente consumen.

Además, en un solo año una rata puede desprender más de medio millón de pelos de su cuerpo, y un ratón producir hasta 18.000 excrementos fecales.

Y, en ese mismo año, una pareja de ratas puede producir más de 1.200 descendientes, que en tres años pueden transformarse en millones de descendientes. Ratas y ratones se han relacionado con problemas de salud como el asma y la transmisión de enfermedades como el hantavirus, la leptospirosis, la salmonelosis, el tifus murino e incluso la peste bubónica.

Estos son sólo algunos de los inquietantes datos que resaltan la importancia de prevenir las infestaciones antes de que ocurran. Una vez que los roedores están dentro, ya es demasiado tarde.

La exclusión: barreras físicas contra roedores

Especialmente en el entorno alimentario, el uso de biocidas rodenticidas puede ser complejo y limitado, ya que estos productos no deben aplicarse ni almacenarse de manera que puedan provocar la contaminación de los alimentos o la creación de condiciones insalubres. 

Una opción segura y efectiva, que puede reducir o eliminar la necesidad de aplicar rodenticidas, es la exclusión o método de crear barreras físicas para evitar que las plagas, en este caso los roedores, puedan acceder al interior de los edificios.

La exclusión es fundamental para la seguridad alimentaria. Simple y llanamente, hay que mantener a los roedores fuera. Pero, el asunto no es para nada fácil, ya que ratas y ratones son prácticamente implacables en su búsqueda de alimento y refugio.

Un ratón puede pasar a través de una abertura del tamaño de una moneda de 2 céntimos de euro y una rata a través de una de 50 céntimos. A lo que hay que añadir que las ratas tienen la capacidad de roer con éxito plástico, madera, aluminio, ladrillo, cemento e incluso plomo. Sin olvidar que pueden trepar por alambres y superficies rugosas, nadar distancias considerables y pisar agua durante varios días, lo que las convierte en un respetable enemigo. 

Cuidado con las puertas                              

Los puntos de acceso al interior del edificio no son difíciles de hallar para los roedores. El más obvio, y por tanto el más crítico a la hora de proteger, son las puertas exteriores. Sin una buena estrategia de exclusión, ratas y ratones entrarán simplemente por la puerta, comprometiendo la seguridad alimentaria.

Las puertas de personal, puertas de garaje y puertas de muelles de carga son zonas de riesgo. Las puertas exteriores deben permanecer cerradas siempre que sea posible, y en el caso de las puertas de madera, se debe instalar un protector de chapa de hierro en la base, ya que son susceptibles de ser roídas.

El espacio que queda debajo de las puertas exteriores es un punto de acceso muy común, así que no debería ser mayor de medio centímetro. Es erróneo pensar que los burletes de caucho o de cerdas estándar son suficientes para proteger esta área frente a roedores. Hasta el más pequeño de ellos puede roer a través de un barrido de goma o de cerdas en el transcurso de una sola noche.

Los cierres metálicos representan un obstáculo mucho mayor para ratas y ratones pero, atención, porque con el tiempo se pueden ablandar y deformar, dejando huecos que pueden servir de acceso. 

Existen también burletes especializados a prueba de roedores, que son una herramienta de exclusión clave. Este tipo de cierre cuenta con juntas de goma reforzadas, forradas con una tela compuesta por una mezcla de acero inoxidable y fibra de poliéster.

Se deberían instalar burletes a prueba de roedores en todos los niveladores de muelles, las puertas de garajes y las puertas basculantes. En las puertas de los muelles, los sellos laterales son también importantes porque los roedores no se detendrán ante el obstáculo en la parte inferior.

Un método simple para probar la vulnerabilidad del marco de una puerta puede realizarse por la noche. Con las luces de la habitación o el almacén encendidas, podemos comprobar si algo de luz escapa alrededor del marco de la puerta. Conclusión: si la luz puede salir, las plagas pueden entrar.

Otros puntos débiles

Otros posibles puntos de entrada, que también necesitan protección, incluyen los lugares donde entran al edificio las líneas de la electricidad, agua, gas, el alcantarillado o los conductos de aire acondicionado. También se debe vigilar debajo de las tejas del tejado y en las posibles grietas en los fundamentos del edificio.

Algunos ejemplos prácticos de pautas de exclusión serian:

  • Las rejillas y ventanas del sistema de ventilación deben estar protegidas con materiales de exclusión adecuados, asegurando que se llenen los huecos o grietas.
  • Las tuberías de drenaje defectuosas proporcionan un acceso genial para roedores. Sobre la tuberia de drenaje debe cimentarse una cubierta de metal perforada, y cualquier abertura, por pequeña que sea, alrededor del desagüe debe ser parcheada o rellenada con materiales de exclusión probados.
  • Las grietas grandes en las aceras deben sellarse, ya que estas grietas permiten que los roedores accedan a la base del edificio y busquen puntos de entrada. Los muros de los fundamentos se pueden proteger con barreras de metal, concreto o ladrillo.
  • Se deben colocar protectores circulares para ratas alrededor de todos los alambres y tuberías verticales.
  • Hay que asegurarse de que las tejas agrietadas o rotas se reemplazan según sea necesario y utilizar material de exclusión para llenar los vacíos.

Materiales de exclusión

La estrategia de exclusión será tan efectiva como los materiales utilizados para ponerla en práctica. Aplicar masilla, mortero o espuma en aerosol para rellenar posibles entradas es económico y fácil pero ofrece una protección limitada frente a los roedores. Unas criaturas que pueden roer a través de tuberías de plomo, difícilmente serán disuadidas por espuma en aerosol.

Otro material que se utiliza habitualmente es la lana de acero. Aunque es más resistente que la masilla y la espuma, la lana de acero padece oxidación y descomposición con el tiempo y, por lo tanto, requiere un reemplazo regular.

La malla de cobre, una solución más cara, es efectiva contra los roedores cuando se instala correctamente. Sin embargo la instalación no es fácil para que el sello sea hermético y la malla, con el tiempo, se afloja.

También existe la opción de utilizar productos de exclusión especializados para rellenar los puntos críticos. Por ejemplo, la malla de acero inoxidable y polifibras, que se comprime durante la instalación y retrocede, una vez colocada, creando un sello permanente, que no se oxida ni se degrada con el tiempo.

Este material tiene más elasticidad que otros productos de exclusión de roedores, por eso rellena muy bien los huecos y las grietas ajustándose perfectamente. Una vez instalada los roedores no pueden ni traspasarla ni quitarla.

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